Tradiciones y costumbres de Guatemala
TRADICIONES Y COSTUMBRES
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Semana Santa:
quema del diablo:
La quema del diablo es una celebración mágico-religiosa guatemalteca. Su origen data del siglo XVI como preámbulo de las festividades del nacimiento de Cristo, representando el triunfo del bien sobre el mal.
Dado que esta fecha se encuentra exactamente a nueve meses del memorial del nacimiento de la Virgen María y coincide con la celebración del adviento del nacimiento de Cristo se realiza como una limpia espiritual en la que por medio del símbolo de la basura se pretende alejar toda impureza quemando fogatas fogarones (como se les conoce),con basura y/o figuras del diablo de papel que simboliza el mal.
La tradición, consiste en sacar las cosas más viejas o gastadas que se encuentren en el hogar; pretendiendo hacer una limpieza profunda en el hogar. La mayoría de guatemaltecos juntan y queman periódicos usados durante todo el año.
Este rezado es el principal y más antiguo de América, y en Guatemala, fue declarado como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación, por el Ministerio de Cultura y Deportes a través de un Acuerdo Gubernativo.
la danza de los moros:
Este baile hace memoria de la batalla entre los llamados moros y cristianos en España. De hecho, a través de dicha tradición se recuerda la etapa del poderío musulmán en la Península Ibérica. Que de hecho, aún se celebra en algunos lugares de España.
Inicialmente, se realizaba para adoctrinar a los pueblos nativos de Guatemala por parte de los españoles, durante la época de la Colonización. Participar en la danza representaba la conversión al cristianismo de la población local.
los barriletes gigantes de Santiago:
Durante toda la mañana y primeras horas de la tarde, los varones adultos, los jóvenes y niños acuden al cementerio, el cual está situado sobre una colina que domina el hermoso paisaje circundante, llevando los pobladores en sus brazos gigantescos barriletes de variados colores y formas que se hacen de papel de China y gruesas varas de Castilla.
Antes de lanzar los barriletes, los niños se encargan de sostenerlos verticalmente apoyándose sobre el piso en espera de que se les dé la orden de soltarlos. Recibida la orden y suelto el barrilete, comienza este a elevarse impulsado por los fuertes tirones que acompasadamente se dan al cordel o lazo que los sostiene. Elevar el barrilete es elevar los sueños de sus fabricantes, mantenerlos el mayor tiempo en el aire y a la máxima altura posible es una de las más grandes aspiraciones que tiene cada uno de los participantes.
El objetivo fundamental, de esta bella costumbre es religioso y cultural, pues los pobladores creen que es un lazo de comunicación entre las almas de los seres queridos que se encuentran fallecidos, y que en esos días visitan a sus familiares en la tierra, y que también reúne a los jóvenes para exponer su talento artístico.
También se cree que los barriletes actúan como mensajeros de paz, porque se les envían telegramas, lo cual consiste en hacer un agujero en un pedazo de papel o cartón y colocarlo en la pita, y en cada jalón que se le da, el telegrama se va elevando hasta llegar al propio barrilete, haciendo llegar a su destino un mensaje de bienestar y súplicas de paz entre hermanos.
Esta tradición fue declarada patrimonio cultural de Guatemala por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala el 30 de octubre de 1998. También recibió la Orden del Patrimonio Cultural por el presidente Óscar Berger Perdomo
las posadas:
En Guatemala las posadas navideñas fueron introducidas en el siglo XVI por el Hermano Pedro de San José Betancur, quien recorría el 24 de diciembre las calles empedradas de la Antigua Guatemala acompañado de feligreses católicos. Su costumbre era llevar una procesión pequeña con las imágenes de la Virgen, San José y el Niño Dios.
El hermano Pedro realizó modificaciones a esta costumbre española, entre las cuales está la sustitución de la figura del Niño Dios por las imágenes de San José y la Virgen María. Al principio esta se realizaba dentro de su convento, pero después recorrieron toda la comunidad pidiendo alojamiento para el nacimiento del Salvador del Mundo.
En el recorrido iban cantando villancicos navideños, acompañado de instrumentos musicales como los pitos de caña y barro, chinchines, tambores, conchas de tortuga y panderetas. La posada se veía iluminada por los faroles de colores con candelas, algo que hasta en la actualidad se realiza.
Al concluir el recorrido, las personas recibían una refacción, según la costumbre es un tamalito o chuchito, pan dulce y el ponche. Después continuaban cantando villancicos hasta media noche cuando se dirigían a la iglesia de San Francisco para asistir a la Misa del Gallo, según el historiador Horacio Cabezas.
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